“Un buen estado físico es el primer requisito
para ser feliz”. Esta frase de J. H. Pilates podría resumir perfectamente
la filosofía del método creado por él. Un buen estado físico que se consigue
haciendo que intervengan cuerpo, mente y
espíritu.
El
pilates como se conoce en la actualidad es un sistema de acondicionamiento
físico sin impacto que hace un mayor énfasis en la alineación corporal, en la
respiración y en agudizar la conciencia de las posibilidades y recursos no
explotados del propio cuerpo, cuyo objetivo es el fortalecimiento muscular y al
mismo tiempo la mejora de la flexibilidad, beneficiando
la eficacia de la motricidad.
El
método se practica mediante la ejecución de una secuencia de ejercicios que se
realizan con movimientos controlados y
precisos, desarrollada en su origen por J. H. Pilares hace ya casi 100 años,
y actualizada a los nuevos conocimientos que biomecánicos y médicos tienen en
el campo del movimiento y la anatomía humana.
Los
ejercicios se realizan en distintas
posiciones (acostados en posición supina o prono, sentados, de rodillas,
inclinados, en cuadrupedia y de pie), evitando siempre el impacto o presión
sobre músculos, articulaciones y tejidos.
Las
personas que practican este método con regularidad desarrollan el cuerpo de una
forma armónica, vigorizan la mente, mejoran su postura, se mueven con mayor
desenvoltura, duermen mejor y consiguen un cuerpo más fuerte, flexible y una
figura más estilizada, siendo un método que no fatiga ni aburre y que debe
practicarse atendiendo una serie de
principios que desarrollaré en posteriores entradas.
En la ejecución de los ejercicios la
persona debe enfocar su concentración en sentir e identificar lo que el cuerpo
hace en cada movimiento, en controlar a conciencia los músculos que actúan
siendo esto la conciencia corporal y el manejo de la propiocepción. Es la mente la que guía
el cuerpo. J. H. Pilates creía en el poder de la mente para controlar el
cuerpo, por lo que no es extraño que muchas personas queden muy sorprendidas
ante el bienestar y la energía que sienten tras las primeras clases.
Los ejercicios del método despiertan
la conciencia del propio cuerpo. Buscan trabajar el cuerpo desde el centro
hacia fuera, convirtiendo la musculatura abdominal, la región lumbar o parte
baja de la espalda y la pelvis en una potente central de energía o Powerhouse como lo denominada J.H
Pilates.
Durante la práctica como
desarrollaremos más adelante, la
respiración debe ser consciente, de tal forma que se integre y coincida con
los respectivos movimientos, realizando la inhalación profunda y una exhalación
completa (normalmente en la fase más fuerte de cada ejercicio).
En su origen J.H. Pilates creó una
secuencia de 34 ejercicios. En la actualidad a partir de los mismos,
modificaciones y variaciones existe un amplio repertorio para adaptarse a las necesidades
de cada persona. La práctica es progresiva, yendo siempre de menos a más y su
ejecución comprende tres niveles de dificultad: básico, intermedio y avanzado. Un mismo ejercicio puede realizase
atendiendo a cualquiera de estos niveles en base a las modificaciones.
La técnica abarca 3 tipos diferentes de entrenamiento, los cuales no están aislados
el uno del otro, sino que se complementan entre ellos:
-PILATES
MATWORK o sobre
colchoneta, en el que trabajamos utilizando exclusivamente nuestro propio peso
-PILATES
CON ACCESORIOS:
pelotas de tonificación, gomas, círculo mágico, fitball, foam roller, arc
barrel, etc. Igual que en colchoneta, con la diferencia de que el uso de estos
accesorios nos permiten trabajar desde distintas posiciones, planos e
intensidades, siendo un complemente perfecto para enriquecer nuestras sesiones.
-PILATES
CON APARATOS:
cadillac, barril grande, silla baja o alta y reformer, siendo este último el
más popular.
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